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¿Por qué no se debe comer arroz o harina? 🍙❌

Ene 17, 2022 | Nutrición Natural y Holística

En nuestro modesto recorrido por los venenos blancos, les ha llegado el turno a los dos últimos: las harinas y el arroz.

Viéndolos en conjunto, nos estamos refiriendo a los efectos nocivos de comer granos refinados.

Para obtener ese característico color blanco, se han tenido que privar de sus nutrientes originales y se han convertido en productos sobrecargados de toxinas desde el punto de vista alimenticio. 

La harina que consumimos habitualmente se obtiene a partir de la molienda de los granos de la espiga del trigo, un proceso en el que se aparta casi todo, excepto el endospermo. Este endospermo, el núcleo, está compuesto de gluten (proteínas insolubles: gluteninas y gliadinas) y azúcares: el almidón, que es un azúcar de absorción lenta, y la celulosa que retiene el agua y no se absorbe en el organismo humano. El tratamiento químico para el blanqueamiento de la harina provoca, además, la formación de otros tóxicos, como el aloxano. Pan blanco, bollería, masas de pizza, preparados para el desayuno o los sencillos macarrones, son una muestra de los muchos cocinados que se obtienen a partir esa harina. Cuanto más blanca y fina, menos recomendable se vuelve.

arroz

El arroz también es una gramínea, es decir, un tipo de grano. Constituye la base de la alimentación de muchos países.

Aunque hasta principios del siglo XX se consumía sin refinar, el proceso que da lugar al arroz blanco altera su composición original hasta quedar reducida básicamente a almidón. Los almidones son carbohidratos complejos formados por una extensa sucesión de monosacáridos, unidos entre sí mediante enlaces glucosídicos.

Esto quiere decir que, para su asimilación, nuestro organismo primero tiene que descomponerlos en azúcares simples, lo que implica mayor tiempo de digestión y suele conducir a esa especie de letargo que nos invita a dar una cabezadita después de comer.

El organismo necesita de los nutrientes que nos aportan los alimentos para activarse, conservar y regenerar su energía vital. Cada uno de los seis grupos de nutrientes, glúcidos, lípidos, proteínas, vitaminas, agua y sales minerales, cumple unas funciones definidas en su misión de aportar a nuestras células los elementos necesarios para la vida.

En los alimentos que se toman enteros y sin procesar, como frutas y hortalizas, todos esos elementos están en su equilibrio adecuado y son fáciles de digerir. Pero cereales y arroces no cumplen esta premisa, nadie se tomaría un plato de cereales o arroz tal como lo encontramos en la naturaleza, para poder hacerlo, tenemos que tostarlos, vaporizarlos, triturarlos o cocinarlos.

El resultado es un derroche de energía digestiva para procesar algo de escaso valor nutricional.

 

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Arroces y cereales, cuando se ingieren habitualmente, producen una reducción en los minerales y vitaminas del cuerpo y propician la aparición de enfermedades como huesos quebradizos y caries dental, trastornos digestivos, y otras afecciones como diabetes, asma, alergias, intolerancia al gluten, congestión, anemia o problemas cardíacos.

Incluso los granos integrales tienen deficiencias nutricionales y dificultades de asimilación.

Aunque comer un poco de arroz o de pasta de vez en cuando no va a generar daños irreparables, deberíamos evitar su consumo continuado.

Recapitulando: en nuestra dieta existen alimentos cotidianos que tienen poco valor nutricional y pueden ser perjudiciales para nuestra salud. Los cinco venenos blancos son sustancias nocivas que no actúan con la rapidez de otros tóxicos, si tomáramos un vaso de lejía las consecuencias serían inmediatas, pero se acumulan lentamente en los tejidos y manifiestan sus efectos con el consumo continuado.

Podemos pensar que estamos perdiendo algo si reducimos o descartamos su consumo.

Sin embargo, hay otra forma de verlo, tenemos una nueva aventura ante nosotros: la de redescubrir los sabores, olores y texturas de esos otros alimentos que sí se ajustan a las necesidades de nuestro organismo y nos proporcionan, además, considerables aportes de energía.

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